14 Razones por las que los Cristianos deberían creer en la Curación Divina Parte 2
14 Razones por las que los Cristianos deberían creer en la Curación Divina
Parte 2
La semana pasada, comenzamos una serie de dos partes sobre 14 razones por las que los cristianos deberían creer en la curación divina. Haga clic aquí para leer la parte 1. Aquí, continuamos con la parte 2.
**8. Jesús dijo que la curación es una expresión de la bondad de Dios**
En Marcos 3:1-6, Jesús identificó la curación como un acto de bondad y un medio para salvar vidas. Además, Hechos 10:38 describe el ministerio de curación como una manifestación de la bondad divina. Por lo tanto, numerosos estudiosos y teólogos sostienen que la representación de Dios en las Escrituras como bueno, en relación con la curación divina, respalda la creencia de que la curación física es un componente deliberado de Su acción salvadora, ya que se alinea con Su bondad como expresión de Su voluntad divina. Dado que Jesús es el mismo hoy, ayer y por siempre, debemos esperar que continúe expresando Su bondad a través de la curación divina (Hebreos 13:7).
**9. Jesús sanó para expresar Su compasión**
Algunas personas dicen que Jesús solo sanó para probar Su divinidad. Sin embargo, cuando sanó al leproso, fue motivado por Su compasión (Marcos 1:40-44). Además, en algunos casos, incluso ordenó a los sanados que no compartieran lo sucedido, sino que se fueran a casa (Marcos 1:44).
**10. Limitar la expiación a la curación espiritual es una forma de gnosticismo**
La noción de que Dios es indiferente a nuestro bienestar material tiene raíces en el “semi-gnosticismo”, una influencia derivada del pensamiento griego, que dividía rigurosamente el mundo en categorías distintas, subvalorando el ámbito material y el cuerpo físico en favor de los asuntos espirituales. Este punto de vista fue considerado herético en comparación con la tradición hebrea, que abrazaba una visión holística de la existencia humana, integrando espíritu, alma y cuerpo, y nunca divorciando el bienestar físico de la bendición espiritual (1 Tesalonicenses 5:23). Esta perspectiva integral sobre la salud espiritual y física incluso se reflejaba en una bendición común entre los primeros cristianos, “Amado, oro para que en todos los aspectos prosperes y tengas buena salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2), destacando la interconexión de nuestras vidas materiales y espirituales.
**11. Jesús conectó la curación divina con la predicación del evangelio**
El ministerio de Jesús se caracterizó tanto por la predicación del evangelio como por la curación de los enfermos, ilustrando que la curación física era un aspecto significativo de la realidad emergente del Reino de Dios (Mateo 4:23-24). Por eso Jesús mandó a los discípulos a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. “Los envió a proclamar el reino de Dios y a sanar…” (Lucas 9:2). Él les dijo a los 70, “Cuando entren en una ciudad y los reciban, coman lo que les sirvan, sanen a los enfermos que haya en ella y díganles: ‘El reino de Dios ha llegado a ustedes.'” (Lucas 10:8-9).
**12. La curación de Jesús expresaba la voluntad de Dios Padre**
Después de que Jesús sanó al hombre en el estanque de Betesda, Jesús dijo, “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo también trabajo” (Juan 5:17). También dijo, “Yo y el Padre somos uno” (Juan 10:30). Jesús era la expresión exacta del carácter y la naturaleza del Padre hasta el punto en que dijo, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9; Hebreos 1:3). Por lo tanto, cuando Él sanó a todos los que vinieron a Él, estaba expresando el hecho de que la curación es la voluntad general de Dios.
**13. La curación divina es un testamento de la naturaleza inmutable de Dios**
Las Escrituras afirman que Dios no cambia y que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre (Malaquías 3:6, Hebreos 13:8). Si vemos el poder sanador de Dios en acción en la Biblia, es lógico pensar que Él sigue sanando hoy porque Su naturaleza y carácter permanecen inalterables.
**14. Anima a los creyentes en su fe**
En mi experiencia, la curación divina es un medio extraordinario para elevar la fe corporativa e individual. Experimentar o presenciar la curación divina puede elevar la fe de una persona, fomentando una confianza más profunda en Dios y en Sus provisiones. Este aspecto de la curación resalta su valor no solo como un remedio físico, sino también como un catalizador espiritual, promoviendo el crecimiento espiritual, aumentando la dependencia de Dios y fomentando una relación más íntima con Él. De esta manera, la curación divina cumple un doble propósito: aborda necesidades físicas inmediatas y nutre el desarrollo espiritual a largo plazo.
Algunos argumentos comunes que desafían el concepto de la curación divina incluyen los siguientes:
Los argumentos a menudo incluyen preguntas como: “Si crees en el poder curativo de Dios, ¿por qué no vacías todos los hospitales?” o “¿Por qué no se sanan todas las personas por las que se ora?” Estas preguntas, sin embargo, pasan por alto la complejidad de la integración de la curación con la expiación. Una línea de cuestionamiento similar podría aplicarse a la salvación: “¿Por qué no se salva instantáneamente a todos los que se les predica?” o “¿Por qué un predicador no puede llevar la salvación a todo un estadio de personas de una sola vez?” Estas preguntas resaltan la naturaleza matizada tanto de la salvación como de la curación. Algunos argumentan que la “espina en la carne” de Pablo mencionada en 2 Corintios 12 era una dolencia física. Sin embargo, contextualmentemente, parece más una metáfora de un “mensajero de Satanás” causando disturbios, como motines y dificultades, similar a las descripciones del Antiguo Testamento de adversarios como “espinas”.
Esto no implica que la enfermedad equivalga a estar fuera de la voluntad de Dios o en pecado, al igual que el sufrimiento emocional o mental no lo hace. Muchos cristianos viven vidas plenas a pesar de las discapacidades físicas, logrando grandes cosas no por sus condiciones, sino a pesar de ellas.
La interacción entre la salvación y la curación física que la acompaña es compleja, involucrando factores como el perdón (Marcos 11:24), la fe colectiva de una comunidad (1 Corintios 11:17-34), la creencia personal (Mateo 9:27-31; Marcos 9:23), la apertura individual a la curación (Juan 5:6) y la voluntad y el tiempo soberanos de Dios para Su propósito y gloria últimos.
El Libro de Job y Juan 9:1-7 ilustran que las razones de Dios para permitir el sufrimiento y el momento de la curación a menudo están más allá de la comprensión humana, destinadas a revelar verdades divinas o a manifestar Su gloria. Esto subraya la importancia de la sensibilidad al Espíritu Santo al orar por la curación y discernir problemas subyacentes para un ministerio más efectivo.
Finalmente, aunque Dios generalmente desea salud para nosotros, la manifestación de la curación es un misterio divino influenciado por una miríada de variables humanas y espirituales. La promesa de una duración de vida (Salmo 90:10) no excluye la decisión soberana de Dios de permitir desviaciones de esta vida terrenal por razones dentro de Su omnisciencia.
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